Descripción
De pocos escritores contemporáneos puede decirse que hayan expresado las turbaciones del «alma europea» con mayor elocuencia que W. G. Sebald. Pero, si algo caracteriza a Europa, es su naturaleza múltiple, diversa, policéntrica, inestable, movediza y contradictoria. El único orden de Europa es el desorden del desastre tumultuoso y su genuino fundamento no ha sido otro que la propia pérdida de los fundamentos. Siguiendo los pasos de Sebald a través de sus obras, Cristian Crusat se adentra en el corazón del viejo continente para encontrarse ni más ni menos que con Cronos devorando a sus hijos. «Sebald nos recuerda que es imprescindible abandonar cualquier idea acerca de una Europa única, homogénea y armoniosa»