Descripción
Desde siempre se ha sabido que hay causas psíquicas o del alma que inciden en las enfermedades. Sin embargo, en la actualidad, la práctica moderna de la medicina y su arsenal de técnicas y análisis se ha convertido en la gran dueña de los cuerpos humanos. Por un lado, tenemos un cuerpo que cada tanto se queja, duele o se enferma, y entonces lo entregamos a una medicina cada día más tecnificada y despersonalizada para que se encargue de él. Por el otro, tenemos un alma cuya sed intentamos calmar llevándola frete a algún maestro espiritual que repetidamente nos hablará de la rendición del ego.
La clave está en un verdadero reconocimiento y vivencia de nuestros límites que no es otra cosa que nuestra inteligencia organísmica que clama ser escuchada a través del síntoma. Para captarlo basta leer con atención los casos descritos, así como los capítulos dedicados al cáncer y a la depresión, esas verdaderas plagas con las que ya entramos en el tercer milenio.