Descripción
Dejar en la impunidad el genocidio supone banalizar el mal, y nos deja en la más absoluta indefensión. Dejar sin castigo a los genocidas y sin derechos a las víctimas supone normalizar que el daño a lo más sagrado que tenemos como Humanidad es una forma legítima de solucionar los conflictos. Implica normalizar la barbarie. Nos expone a su repetición.