Descripción
Adelantemos que la sexualidad, para los antiguos chinos, era una parte del orden universal y nunca la asociaron al pecado ni a la culpa; según Van Gulik esto explica, junto a la falta de represión, el que la vida sexual fuese sana y sin patología.
La actitud ante la sexualidad de los taoístas chinos era profundamente respetuosa, pero clara. La sexualidad era algo normal e incluso un elemento fundamental para perfeccionarse, tanto que el adepto del taoísmo debía conocerla y controlarla para acceder al conocimiento.