Descripción
Arquímides de Siracusa vivió en tiempos de guerra, por lo que no debe extrañarnos que empleara parte de su genio en diseñar ingeniosas máquinas para la defensa de su ciudad natal. El siracusano destacó en esta actividad como lo hizo en todas aquellas por las que tuvo a bien interesarse: la física, la ingeniería, la astronomía… Calculó el área definida por una curva parabólica con un método que puede considerarse antecedente al cálculo infinitesimal; estableció los principios físicos que subyacen a palancas y poleas e incluso se atrevió a estimar el número de granos de arena que podía contener el universo, una cifra de tal magnitud que tuvo que inventar una nueva forma de escribirla. Pero el hallazgo que le ha valido fama inmortal es la del principio de hidrostática que lleva su nombre, sin duda uno de los más bellos experimentos de la historia y justo merecedor de la exclamación de júbilo que desde entonces simboliza el quehacer científico.