Descripción
Luis Alfredo J. A. vive en un edificio verde, cubierto enteramente por enredadera. De alguna forma, es un edificio invisible o, al menos, demasiado sutil. Sin duda: se trata de un edificio elusivo al servicio postal. Luis Alfredo J. A. escribe cartas, una todos los días. Es un epistolero profesional. Luis Alfredo J. A. es también un esquizofrénico paranoide. Las cartas que escribe Luis Alfredo J. A. están dirigidas a diversos destinatarios: a su hermana, a funcionarios de Telmex, al candidato Francisco Labastida o Lavastida, a la Virgen de Guadalupe, a sus médicos, al señor Jesucristo o Jesús-Cristo. En sus epístolas, propone inventos genialmente descabellados, planes de salvación empresarial o política o espiritual. Son, desde luego, cartas inesperadas, ejemplares de correo no deseado. Spam. (Sin embargo, en una sociedad gobernada por el deseo, quizá sea el spam una forma de resistencia, una estrategia de subversión.) Quizá sólo son, en el inconsciente telón de fondo de un esquizofrénico, tentativas de comunicación consigo mismo. Iván Soto Camba compone este artefacto narrativo a partir de las cartas -reales- que Luis Alfredo J. A. escribiera desde su enfermedad y desde su departamento en un edificio invisible, o evasivo, como él mismo. Pistolar es un caleidoscopio, una indagación fragmentaria en el mosaico del yo: basta un ligero movimiento de muñeca y de repente todo cobra sentido.