Descripción
¿Cómo se originó la tierra? ¿De dónde viene el hombre? Estos interrogantes hallaron primero respuestas míticas y luego largas elaboraciones teológicas. Pero, a medida que el espacio conocido se fue expandiendo, surgió una pregunta mayor: ¿cómo nació el Universo? Hacia el Renacimiento el telescopio entró en disputas con la Biblia, y por fin se admitió que el Sol era el centro de nuestro sistema y no una Tierra ubicada en un lugar privilegiado por la voluntad de Dios. La religión fue abandonando la disputa, aunque se reservaba el as en la manga del Primer Motor. Ya entrado el siglo XX, genios como Lemaitre, Einstein o Hubble hicieron que las explicaciones últimas fueran cada vez más patrimonio de los especialistas, pero ganaron un terreno enorme para el saber humano. De a poco nos hemos habituado a conceptos como el Big Bang, la gran explosión que hace millones de años habría sido el origen de todo, al dispersar toda la materia concentrada en un punto inconcebiblemente diminuto. En 1964, Peter Higgs habló del bosón, una partícula elemental creadora de la masa, y luego, en Ginebra se montó un laboratorio internacional de magnas proporciones. ¿Podemos ya establecer científicamente la llamada Partícula de Dios? Oscar Martello hace un recuento de estos avances, y en una obra que desafía nuestra capacidad de asombro, nos pone el umbral del más grande descubrimiento de todos los tiempos.