Descripción
Comencemos por el final.
Comencemos por la muerte. Podríamos pensar que ante el fin sin retorno de lasfunciones vitales de un ser humano, sólo hay una actitud posible. Nada más lejos de laverdad: los funerales se celebran llorando, pero también se celebran con músicaalegre.
Y, si la muerte tiene tantas interpretaciones y se vive de maneras tan distintas,¿qué no será de los múltiples y variados aspectos de la vida en todo su esplendor?¿Cómo es posible que haya personas que vean el vaso medio vacío y personas quetodavía lo ven medio lleno?
Si retrocedemos un poco para contemplar el cuadro con mayor perspectiva,podemos llegar a averiguar por qué un mismo vaso se puede percibir de dos manerasno sólo distintas, sino opuestas. La vida consiste en respuestas y actitudes. El serhumano actúa como consecuencia de impulsos y motivaciones potentes (como eldinero, el sexo, las apariencias o el miedo…).
Estas motivaciones son como una corriente de fondo que arrastra el velero,modifica su rumbo o, al contrario, lo impulsa a mayor velocidad. Algunos son capacesde lanzarse al vacío sólo para desafiar la fuerza de la gravedad; otros vivenúnicamente para ahorrar suficiente dinero y poder pagar el televisor de plasma, undeportivo o una intervención de cirugía estética.
Existe un centro de control una CPU, si utilizamos el símil informático. Elcerebro percibe el mundo exterior e interior mediante los órganos de los sentidos,interpreta la información según las experiencias previas y los recuerdos, y organizauna respuesta que está matizada por el peso relativo de esas motivaciones y lapersonalidad de cada uno.