Descripción
Nombrar a Margo Glantz, Ángeles Mastretta, Laura Esquivel, Cristina Pacheco, Silvia Molina y Elena Poniatowska inmediatamente nos conduce al denominado boom femenino en las letras mexicanas. Este corpus de escritoras conforma un cuadro representativo de la relación entre historia nacional e identidades de género. Puestas en serie, algunas de sus obras plantean un conjunto de interrogantes que funciona como matriz de enunciaciones literarias más actuales sobre temas todavía urgentes para los feminismos, como la distribución desigual de las tareas de cuidado en el ámbito doméstico, la feminización de la pobreza o los derechos reproductivos. La propuesta que Grazyna Walczak nos presenta retoma a estas escritoras canónicas desde la comprensión histórica del género textual/identitario. El sentido de ser mujer está dado por el flujo constante y cambiante de la experiencia vivida, del cuerpo en tanto situación histórica. De este modo, el problema del género está inexorablemente entrelazado con el de la autoridad discursiva y, sobre todo, con el de la relación de poder entre quienes poseen los medios de representación y quienes son representados en, y por, los discursos que dan cuenta de la historia. Se explica entonces, que las mujeres se enuncien desde la heterodoxia de los géneros discursivos/literarios y rompiendo los moldes de la representación. Walczak propone una lectura crítica que apela a conceptos acuñados en el campo de los estudios sobre la memoria histórica, e indaga desde allí las estrategias de las autoras para dar cuenta de la experiencia vivida, del cuerpo y de la corporalidad como situaciones sociales estrechamente entrelazadas con las formas en las que el patriarcado capitalista consolida los vínculos que instituyen la identidad más cotidiana del Estado nación: el matrimonio, la educación y la maternidad. El análisis textual no se asienta exclusivamente en la materia narrativa, sino en la materialidad narrativa y el material de la narrativa. Walczak pone su atención en el uso que las autoras hacen de recortes de prensa o del material periodístico, álbumes fotográficos, recuerdos personales, testimonios, diarios, recetarios o libros de cocina, mapas, registros laborales, etc. Es decir, Walczak se enfoca en la cultura material que se revela como la verdadera materialidad de estas narrativas. Ve allí un archivo humano que desplaza el sentido respecto de los ejes desde los cuales se edifica la retórica de la memoria oficial.