Descripción
Este libro plantea la existencia de un vínculo insospechado entre el Simbolismo Masónico y los escritos de los antiguos exegetas de la Orden Benedictina.
La sorprendente similitud entre las alegorías del mundo monástico medieval y los elementos centrales del esoterismo masónico, abren un profundo interrogante sobre los orígenes cristianos de la Orden más combatida por los Pontífices Romanos. Las logias masónicas -nacidas en la época de las catedralesse revelan, a la luz de esta investigación, como las herederas de las estructuras creadas por los monjes constructores que elevaron los grandes templos de la Cristiandad.
La leyenda masónica en torno a Hiram -el misterioso constructor del Templo de Salomón- así como el simbolismo iniciático en torno a la construcción del «Templo Interior», surgen con claridad inusitada en los textos analizados por el autor, escritos varios siglos antes de la estructuración de la masonería moderna.
La existencia de una tradición común, más allá de la excomunión de los masones y del conflicto entre la Masonería y la Iglesia, constituye el planteo central de la obra.
Demuestra, en todo caso, que la espiritualidad de Occidente subyace en las raíces del esoterismo judeocristiano y que el trabajo iniciático de desbastar la «piedra bruta» -símbolo central de la doctrina masónica- encuentra un antecedente directo en la acción de «cuadrar la piedra», planteada por los Grandes Maestros Benedictinos como alegoría de la construcción del «nombre espiritual», apto para la tarea de e