Descripción
En la Guatemala del año de 1952, Panchito Ovando, ayudado por dos cómplices, asesinó a machetazos a la mayoría de los miembros de la familia que lo había adoptado como un hijo de casa, cuando quedó huérfano durante su niñez. El hecho, que alimentó las páginas de la crónica policial durante muchos años, es conocido aún como el crimen de la 12 avenida o como el crimen del Torreón, haciendo alusión al nombre de un céntrico almacén del que las víctimas eran propietarias.
Criminal confeso, Ovando mostró durante el proceso en su contra una personalidad sumamente compleja y una singular inteligencia que le permitió manejar a la prensa con controvertidas declaraciones que alimentaron los miedos y las fobias de la reposada sociedad guatemalteca de mediados del siglo XX. El juicio culminó con la condena a muerte de los asesinos y su fusilamiento se convirtió en lo que calificaríamos hoy en día como un gran acontecimiento mediático.
En una entrevista, Dante Liano recuerda que, durante su infancia, en los paseos dominicales con su padre, pasábamos frente a una casa abandonada, enorme, que ocupaba toda una manzana, con su techo a dos aguas, sus paredes de madera, estilo suizo; el jardín salvaje, en torno a algunos pinos, abrumada por la tristeza de lo que habrá sido un viejo esplendor. Entonces, yo me imaginaba que allí había ocurrido el crimen de Panchito Ovando, el hijo de casa que había exterminado a su familia.
Y es este recuerdo, que lo acompañó durante muchos años, lo que llevó al escritor a la indagación de los motivos que pudo tener el asesino para perpetuar la masacre. El resultado es El hijo de casa, una novela que es una narración casi documental de los hechos y, a la vez, el retrato de una sociedad perpleja ante su propia capacidad de engendrar ese odio que Ovando proclama como única justificación de su crimen.