Descripción
En el verano de 1928 apareció por primera vez en París una revista experimental irrepetible: Le Grand Jeu, El Gran Juego. Sus animadores eran René Daumal, Roger Gilbert-Lecomte, Roger Vailland, André Rolland de Renéville, Pierre Minet y Joseph Sima, entre otros Y todos ellos, con una media de edad que no pasaba de los veinte años y un espíritu de rebeldía difícil de superar, pusieron en marcha una de las aventuras poéticas más fascinantes y menos conocidas del periodo de entreguerras, un verdadero «cataclismo» cuyos efectos aún hoy siguen haciéndose notar.
El principal objetivo de estos aventureros del espíritu, más allá de cualquier consideración ética o estética, era crear un espacio vital lo suficientemente amplio como para que pudiera albergar esa «sed insaciable de infinito» que padecían. Y para ello hicieron uso de herramientas tales como la experimentación poética, las drogas y las sustancias alucinógenas, los procesos de visión extrarretiniana, la ruleta rusa, los viajes astrales, la paramnesia o la materialización de los sueños, prácticas todas ellas dirigidas a crear una vida más intensa y profunda que les permitiera recuperar la unidad fundamental.
El pensamiento de Heráclito, Hegel y Marx, junto al Upanishad, el Bhagavad-g?t? y los vestigios de la mentalidad primitiva en el hombre civilizado, todo ello estructurado alrededor de las figuras de Rimbaud y Nerval, concretaron el marco de influencias de estos jóvenes poetas. Un ámbito que ha permitido que el calificativo «parasurrealista» les haya sido aplicado con frecuencia, pero que les dotó igualmente de una personalidad propia e indiscutible gracias a la cual pudieron mantener su independencia durante toda su corta pero fulgurante existencia como grupo.