Descripción
El testamento literario de Sam Shepard: una intensa, dolorosa y poética novela autobiográfica sobre la memoria y la decrepitud física. El testamento literario de Sam Shepard, escrito en sus últimos meses de vida, cuando una enfermedad degenerativa se iba apoderando de su cuerpo. Frente a esta situación, el escritor plantó cara, en un último gesto de resistencia a través de la escritura. El resultado fue esta novela breve, fragmentaria, elíptica, radical, enigmática y deslumbrante. Alguien espía a alguien: observa al otro lado de la calle a un hombre que permanece sentado en una mecedora, habla solo y recibe atenciones de sus seres queridos. Alguien evoca recuerdos y narra historias: una extraña fiesta con camellos en pleno desierto de Arizona; el marido de una tía abuela al que le arrancaron una oreja de un mordisco; un embarcadero en la costa; un caballo al que disparan en plena carrera; una clínica en mitad del desierto rodeada de jardines con esculturas; la historia de los abuelos que se marcharon cuando la casa se les inundó; la historia de Pancho Villa cuando acabada la revolución lo asesinaron; un colchón en el suelo en el Lower East Side neoyorquino; Vietnam y el Watergate; la fuga de Alcatraz; un grupo de inmigrantes mexicanos que esperan trabajo en una esquina… Territorios fronterizos, paisajes de la América profunda, zonas desérticas, playas de California y calles de Nueva York: el mapa o el puzle o el mosaico de una vida. Una obra de arrebatadora belleza, un poema de despedida en forma de novela. «Una destilación de los grandes temas eternos de Shepard: la muerte de la frontera americana, la identidad y la soledad Una última obra breve pero riquísima y conmovedora» (Alasdair Lees, The Independent). «Es difícil no sentirse conmovido por sus relámpagos de belleza y vida. Nos iluminan con tanta intensidad como fugacidad» (Dustin Illingworth, Los Angeles Times). «Conmovedora Hay ecos de Beckett en el estilo seco y el aire existencialista de esta novela» (Dwight Garner, The New York Times). «Un imponente y elocuente soliloquio final» (Lew J. Whittington, New York Journal of Books).