Descripción
«Escribí tu libro, mamá», me dijo mi hija durante una charla juguetona de confesiones que tuvimos hace unos años. Sus palabras quedaron grabadas en mi mente y cinco años después inicié esa aventura. Sé que no sepulté mi pasado, lo vivido durante casi 50 años ha embellecido mi vida, y ahora escribo con deleite la historia de mi vida. Mi pasado puede ser común entre las mujeres de este planeta, pero el deseo con el que he seguido adelante con mis sueños me ha transformado la consciencia. Mi vida ha estado marcada por el amor. y también por el dolor. El dolor es un gran maestro. Sé que el amor es dual y me rindo a esa magia porque puedo reír, llorar, hablar, callar. pero sobre todo puedo ser, sé que apegarme sería apagarme.Procuro adelantarme a cosas alegres; quiero estar contenta por lo que viene mañana; de esta manera, hago que dure más la sonrisa desde adentro, nutro mi vida de soledad y silencio. Hoy mi mundo es otro, los ruidos del pasado están transformados, mi interior es un remanso de alegría porque logré entender que soy un alma que vive una encarnación efímera en el cuerpo de esta mujer. La lluvia, igual que las lágrimas, es capaz de lavar y eliminar la mierda. Llorar v reir sin vergüenza son indicios de sabiduría, ser felices debería ser una obligación. Ojalá entendiéramos. ustedes y yo, que el tiempo no vuelve. Pricila Pacheco Castillo
