Descripción
A veces me preguntan: ¿Cómo se siente un hombre que no fue niño? Con hambre, he respondido. Por eso amo mis recuerdos. Así es la pobreza, lo obliga a uno a sentirse adulto, aunque sea niño y solo comprende la diferencia cuando las fuerzas se le acaban antes de la caída del Sol. Escribo en primera persona porque no soy nadie para hablar en nombre de los demás. Y me siento profundamente conmovido cuando mi propia gente se acerca para decirme que se siente representada en mi modesto trabajo.