Descripción
Adolf Loos (1870-1933) fue un personaje extravagante cuya presencia en el semillero cultural de la Viena de principios de 1900 galvanizó el paisaje arquitectónico del país. Uno de los primeros y apasionados defensores del modernismo, rechazó por completo la gran estética secesionista que prevalecía en ese momento, así como cualquier sello distintivo del fin de siècle europeo. En cambio, en conferencias y ensayos, como el hito Ornamento y crimen de 1908, Loos articuló su «pasión por las superficies lisas y preciosas». Defendía que la ornamentación arquitectónica era, por su naturaleza, efímera, encerrada en las tendencias y estilos actuales y, por lo tanto, rápidamente anticuada. Loos, él mismo un clasicista de corazón, abogó en cambio por diseños simples y atemporales con cualidades estéticas y estructurales consagradas por el tiempo. En esta introducción esencial, exploramos los escritos, proyectos y legado de Loos, desde su concepto clave de arquitectura de «planta espacial» hasta su rechazo de las frivolidades decorativas en favor de materiales opulentos y de alta calidad y líneas nítidas. Entre los proyectos destacados se encuentran el Museo del Café de Viena (1899), la tienda de moda Knize (1913) y la controvertida Loos House (1912), por la que el emperador Francisco José I se negaría a pasar, erizado de rabia por su estética insolentemente minimalista.