Descripción
Resulta sorprendente comprobar la antelación con la que Conrad anticipó en El agente secreto la existencia de tramas oscuras en las que desde el poder se fomenta o se tolera la existencia de una contestación violenta al propio Estado. No es una obra que permita indagar sobre quiénes eran los activistas ácratas de finales del siglo XIX, aunque sí permite extraer conclusiones sobre la violencia política y las fuerzas oscuras que la amparan por un interés ajeno a las ideas de quienes la practican.